viernes, 29 de marzo de 2024

Otra espada sobre Galicia



Remedios Copa 

Colectivo Prometeo 

Escuchando los discursos que intentan imponer el relato favorable a los intereses de la nueva fábrica de CELULOSA, “Altri”, en una zona que estaba considerada por la propia Xunta de Galicia como territorio a declarar como parte de la Red Natura, hace que nos cuestionemos seriamente en manos de quién estamos. 

¿Tenemos un Gobierno autonómico y unas Instituciones que nos defienden a los gallegos? ¿Priman realmente los verdaderos intereses de los gallegos?

A Francisco Méndez, Responsable de Estratégias Industriales de CC. OO.  Industria de Galicia, habría que recordarle que no debe olvidar la situación del planeta en el que vive y los riesgos a los que le ha llevado la contaminación irresponsable y el desarrollo industrial descontrolado cuyos efectos nos están poniendo en jaque a todos a nivel planetario y, como no tenerlo en cuenta, los efectos desastrosos de la contaminación causada en Galicia por un modelo de desarrollo industrial altamente nocivo para nuestro territorio y su economía. No creo necesario repetir aquí las repercusiones negativas que para la economía, el medioambiente y la salud de la población tienen situaciones como las descritas en otros artículos publicados hace poco.

Al señor Méndez habría que recomendarle un paseo por esa Galicia rural de verdad en la que muchos jóvenes ganaderos están desarrollando de forma ecológica y sostenible empresas de ganadería extensiva, promocionando la recuperación de razas autóctonas en sus cabañas y primando la recuperación y conservación de zonas agrícolas, vegetación autóctona y pastizales que forman parte imprescindible del desarrollo agroalimentario sostenible, cuidado de la tierra, del medioambiente y de la biodiversidad autóctona, así como otras variedades protegidas por la normativa de conservación europea.

Todo este desarrollo respetuoso con la naturaleza y sostenible en el que habían invertido esfuerzo y ahorros ilusionados empresarios jóvenes se ve ahora amenazado porque se lo carga de un plumazo el proyecto ecocida que el señor Méndez, el señor Dapena, la propia Xunta y aquellos que esperan unos pingües beneficios de esa fábrica de CELULOSA, cuya superficie equivaldrá a 10 veces la de ENCE; ocupará una zona que estaba destinada a ser reconocida como territorio protegido como parte de la Red Natura, convirtiéndose ahora en la zona de implantación de ALTRI, El proyecto más monstruoso, contaminante y destructor de la soberanía alimentaria y de todos los proyectos agroganaderos sostenibles y fijadores de población en el medio rural, porque la contaminación, el consumo de agua y la transformación de pastizales, terrenos agrícolas y zonas de vegetación autóctona en eucaliptales, hace imposible la vida y la economía mucho más allá del terreno que dicha instalación industrial puede ocupar, porque necesita nutrirse de la transformación perniciosa de grandes extensiones para proveerse de lo necesario para su producción, además de apropiarse a coste cero de un bien público imprescindible para la vida y cada vez más escaso como es el agua.

Si hablamos desde el punto de vista de lo que supone cambiar el destino de un espacio natural de Red Natura cuando Galicia solo tiene reconocido como tal un 12% del territorio frente al 27% de la media declarada como Red Natura en España, supone ya de entrada una discriminación fraudulenta y dolosa cuando se produce dicho cambio de calificación para transformarlo en una industria altamente contaminante en pleno calentamiento global y crisis climática severa. Pero si atendemos al ataque a la biodiversidad que este cambio de consideración del territorio por parte de la Xunta, al cual había propuesto en 2008 y 2011 como ampliación de la Red Natura, ZEC Serra de Careón, supone destruir un espacio que acoge hasta 17 especies en vías de extinción, protegidas por las medidas de conservación de la Unión Europea.

Hablar de lo que supone la apropiación de un bien público para uso privado, imprescindible para la vida como es el agua, no hay ética ni justicia que lo pueda avalar. Contaminar el río que abastece el consumo de varios pueblos y cuya desembocadura en la ría de Arosa arruinaría el marisqueo y la pesca, tampoco.

Mienten en cuanto al número de puestos de trabajo que crearía, ignoran los actuales que arruinarán en toda la provincia y otras zonas de Galicia a las que afectará, ( unas porque se invade el suelo para la producción de eucalipto y otras porque se contamina y consume el agua necesaria para otros usos); pretenden engañar con el calificativo de biofábrica cuando se trata de una macro celulosa, lo mismo que mienten cuando ocultan que consumirán 16.000.000 de metros cúbicos diarios de agua y devolverán al río 30.000.000 de aguas residuales de los 46.000.000 que utilizarán diariamente.

La solicitud de captación del agua presentada a Augas Galicia tiene un alcance de 75 años. Y no se debe olvidar que si se concede, ese caudal para la empresa primaría sobre cualquier otro uso del agua del Ulla, pudiendo prevalecer sobre el consumo humano o regadío. De la calidad del tratamiento que dará a esas aguas residuales poca o ninguna garantía ofrece una empresa como ALTRI, que tantas sanciones por contaminación e incumplimientos de la normativa acumula en Portugal. Del control que ejerce Augas Galicia sobre la calidad de las aguas residuales devueltas al río basta recordar con lo que ocurre con las de la mina de SAN FINS y sus efectos para la biodiversidad y la economía de la Ría de Noya y los pueblos que usan para el agua del río para su consumo.

Del poder acumulado por el grupo industrial en cuestión debería bastar el hecho que denuncian algunos propietarios que ya fueron advertidos de que, si no venden el terreno por las buenas, la Xunta impondrá la expropiación de los que dicha industria necesite.

La Xunta, con su participación en este aberrante proyecto, será el colaborador necesario   con el que la empresa portuguesa deberá contar para hacerse con la subvención de 250.000.000 de euros, las ¾ partes de los fondos públicos destinados a la empresa que espera conseguir. Claro que, si hay vigilancia y justicia en el cumplimiento, destinar a ese tipo de empresa los fondos públicos habilitados para la recuperación y transformación de la industria a proyectos de sostenibilidad y resiliencia sería imposible.

Estamos ante un proyecto que no afecta solamente a Palas de Rei. Esto implica y compete a toda Galicia y debería avergonzar a quienes promueven proyectos tan monstruosos en lugar de ayudar a frenarlos y plantear otras alternativas verdaderamente favorables para nuestra tierra, que las hay.

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